Cómo hacer kéfir casero con leche cruda
Hacer kéfir es una tradición centenaria que tiene muchos beneficios para la salud. El kéfir casero es fácil y económico de hacer y también puede proporcionar sabores deliciosos para agregar a alimentos y bebidas. El kéfir también es una excelente fuente de probióticos, bacterias beneficiosas y levaduras para el cuerpo humano. Hacer kéfir con leche cruda es simple y solo requiere unos pocos ingredientes, suministros y un poco de preparación.
Información de fondo
El kéfir es una bebida probiótica hecha con granos de kéfir de leche de vaca, cabra u oveja. Es un producto lácteo fermentado con un sabor ácido y una textura cremosa. El kéfir proporciona una variedad de beneficios para la salud debido a sus altos niveles de bacterias y levaduras beneficiosas. Se ha utilizado a lo largo de la historia para mejorar la salud digestiva, estimular el sistema inmunológico y reducir la inflamación. Además, el kéfir es una buena fuente de vitamina D, calcio y proteínas. Ingredientes y suministros
Para hacer kéfir casero a partir de leche cruda, se necesitan 2 tazas de leche cruda, 3 cucharadas de granos de kéfir y un frasco de vidrio de un cuarto de galón con tapa. Tenga en cuenta que los granos de kéfir no son granos reales, sino una masa de bacterias y levaduras que parecen grumos o cuajadas similares a los granos. Estos se pueden encontrar en supermercados, en línea o en una tienda de alimentos naturales.
Instrucciones
Una vez que se hayan reunido todos los ingredientes y suministros, el kéfir debe prepararse con cuidado. El primer paso es agregar los granos de kéfir al frasco de vidrio con la leche cruda. Coloque la tapa y agite el frasco durante aproximadamente un minuto. Los granos de kéfir comenzarán a disolverse y la leche se volverá cremosa a medida que lo hacen.
Una vez que la mezcla de leche y granos de kéfir esté en el frasco, debe almacenarse en un lugar cálido como un horno, al sol o cerca de un radiador. Esto permite que el kéfir fermente y que las bacterias y levaduras beneficiosas crezcan y se multipliquen. La mezcla debe conservarse en reposo durante al menos 24 horas. Después de 24 horas, el kéfir estará listo para beber, aunque se volverá más ácido cuanto más tiempo se deje fermentar. Una vez que el kéfir esté listo, se debe colar de los granos de kéfir. Luego se puede almacenar en el refrigerador hasta por dos semanas.
Consejos para un kéfir más rico
Una forma de hacer un kéfir más rico es usar más granos de kéfir. Cuantos más granos se usen, más espeso será el kéfir. Además, el kéfir se puede aromatizar con fruta fresca para darle un sabor más dulce. Se puede usar cualquier tipo de fruta, como mango, piña o arándanos. La fruta debe agregarse al frasco de vidrio después de agregar los granos de kéfir y la mezcla debe almacenarse durante otras 12 a 24 horas.
Información nutricional
El kéfir está repleto de beneficios nutricionales que pueden ayudar a promover una mejor salud. Es bajo en sodio y grasas saturadas, pero alto en calcio y proteínas. Además, es una excelente fuente de bacterias y levaduras beneficiosas. El kéfir es una fuente rica de vitaminas y minerales como la vitamina D, el fósforo y el magnesio. La combinación de todos estos nutrientes lo convierte en una excelente opción para un estilo de vida saludable.
Beneficios para la salud
Las bacterias y levaduras beneficiosas del kéfir se han relacionado con una variedad de beneficios para la salud. Se sabe que el kéfir ayuda a mejorar la digestión, estimular el sistema inmunológico y reducir la inflamación. Los estudios han demostrado que también puede reducir los síntomas de ciertas enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardíacas y las alergias.
Además, se cree que el kéfir tiene propiedades antienvejecimiento. El contenido probiótico puede ayudar a mantener la piel con un aspecto joven y saludable. También es una excelente fuente de vitamina D, que ayuda a proteger contra enfermedades relacionadas con los huesos, como la osteoporosis.
Opinión de expertos
El yogur y el kéfir contienen bacterias beneficiosas y probióticos vivos que pueden ayudar a promover una mejor salud. Sin embargo, los cultivos vivos del kéfir de leche cruda ofrecen una mayor variedad de nutrientes y probióticos que los que se encuentran en el yogur comprado en la tienda. Además, se ha descubierto que el kéfir casero tiene la mayor concentración de bacterias beneficiosas y probióticos que cualquier otro producto comercial.
Según el profesor Brian Clements, microbiólogo de la Universidad de Arizona, “el kéfir de leche cruda es una excelente fuente de bacterias beneficiosas y probióticos vivos. Tiene una mayor concentración de probióticos que cualquier otro producto comercial. Hacer tu propio kéfir te permite adaptar tus necesidades nutricionales y aprovechar los beneficios de los cultivos vivos sin las molestias de los productos comprados en la tienda”.
Conservación del kéfir
Almacenar el kéfir correctamente garantizará que se mantenga seguro y delicioso. Es importante mantener el kéfir refrigerado si no se va a consumir de inmediato. También se puede congelar si no se va a consumir durante varias semanas. Si lo congelas, asegúrate de transferir el kéfir a un recipiente hermético y de que se pueda descongelar en un plazo de 24 horas.
El kéfir se puede conservar hasta tres meses en el frigorífico o hasta seis meses en el congelador. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cuanto más tiempo se conserve el kéfir, menos denso en nutrientes será. Esto se debe a que las bacterias y levaduras beneficiosas disminuirán lentamente con el tiempo. Es mejor consumir el kéfir en una o dos semanas para obtener un contenido óptimo de nutrientes.
Fuentes de leche sustitutivas
Si se desea, el kéfir también se puede elaborar con fuentes de leche no láctea, como la leche de coco o de almendras. Esto puede ser beneficioso para quienes son intolerantes a la lactosa o veganos. El proceso para elaborar kéfir no lácteo es el mismo que el del kéfir lácteo, excepto que la leche debe calentarse a 155 °F antes de agregar los granos de kéfir.
El kéfir no lácteo tendrá un sabor más suave y una consistencia más líquida que el kéfir lácteo. Además, se quedará muy atrás en cuanto a beneficios nutricionales, ya que no contendrá el mismo nivel de bacterias beneficiosas o levaduras que cuando se elabora con leche láctea.